Punto de partida
La expansión de la ciudad y el simultáneo crecimiento del puerto, condicionado por la geografía litoral y la casuística portuaria, suscitan un permanente conflicto de intereses en la zona. Los distintos objetivos perseguidos han teniendo como elemento dominante la falta de suelo para emprender nuevos desarrollos.
La relación Puerto-Ciudad versa hoy sobre la necesidad de relocalización de las actividades portuarias para construir nuevas terminales capaces de recibir modernos buques y satisfacer requerimientos del transporte multimodal. La transformación del frente marítimo (waterfront) libera espacios portuarios que se ceden al uso ciudadano, constituyendo un especial atractivo para el desarrollo de áreas lúdicas y de recreo, con múltiples beneficios para el conjunto urbano.
La intervención se sitúa en el Istmo, la estrecha franja entre dos mares, donde coinciden la trama urbana y la portuaria divididas por el cordón rodado que conforman la Avenida Juan Rodríguez Doreste y la Avenida de los Consignatarios impidiendo cualquier comunicación peatonal transversal, rompiendo la relación Puerto-Ciudad.
La pasarela aporta la conexión peatonal entre la trama urbana y las nuevas zonas de expansión en los espacios portuarios. Permitirá, tras peatonalizar la Calle Tenerife y alcanzar la Plaza Alcalde Manolo García, conectar el Paseo de Las Canteras, litoral Oeste, con el nuevo área de desarrollo lúdico del litoral Este. Como referencias visuales, los hitos arquitectónicos del Mercado del Puerto, el Castillo de La Luz, el Edificio Wöermann y el Edificio AC Hotel.
Reflexión
Decidimos meter la ciudad en la pasarela, más que la pasarela en la ciudad. La ciudad se levanta para continuar el camino interrumpido por las vías donde se había roto la comunicación entre los mares, entre las aguas del este y las del oeste, el juego de abrazar y soltar la isla grande a la pequeña,…lo transversal.
No pretendimos cargar nada de signos y contenidos, todo tomó sentido y personalidad por sí sólo. A la elevación de la ciudad para mantener su continuidad se le sumaron dos olas; la de Las Canteras, amable y ociosa, de playa, paseo, poetas y borde natural, y la de los muelles, emprendedora y dinámica, resuelta, hija del trabajo, del negocio, esculpida con bordes ingenieriles. Ambas llegan suavizadas a la pasarela, una por la barra de arenisca y otra por el dique artificial. Ambas, áreas abiertas de confluencia de nacionalidades y funciones diversas persiguiendo uno u otro fin, dos facetas de la misma vida. Ambas, Las Canteras y el Puerto, lugares emblemáticos de la ciudad de Las Palmas.
Objetivos
- Construir un espacio urbano polivalente que, además del paso, sirva para pasear, mirar, descansar, disfrutar e incluso comerciar.
- Eliminar la barrera que suponen las actuales vías de comunicación norte-sur superponiendo una solución integrada en el entorno.
- La pasarela se plantea en el punto más estrecho del istmo, donde en marea baja se unían las dos tierras. Conseguir ahora unir dos mares.
- Puesto que ocupa el lugar del mar, dotarla de un acabado adecuado acorde al lugar.
- Significar igualmente, en el diseño de la pasarela, el recuerdo de los astilleros y los carpinteros de ribera que existieron en la zona.
- Conseguir que el espacio pasarela sea confortable, invitando al paso y a la estancia. Diseñando un lugar protegido de inclemencias y ruidos con suaves pendientes y lugares de descanso.
Soluciones
Se decide jugar con un amplio ancho de pasarela que permita extender la ciudad de un lado al otro, quitándole el protagonismo a la autovía y aportando áreas diferenciadas para circulación de bicicletas y peatones, zonas de descanso, miradores y, en ocasiones, hasta puntos comerciales. Se pretende con ello conseguir la prolongación del paseo y Paseo de Las Canteras hasta el muelle del Sanapú.
El trazado de la pasarela se proyecta en diagonal a las vías rodadas para alargar los recorridos y poder minimizar las pendientes, consiguiendo un paso más suave y cómodo sin problemas de accesibilidad.
En recuerdo a los astilleros y carpinteros de ribera que existieron en la zona, la estructura de la pasarela recuerda la quilla y baos de los barcos de madera y, en alusión al mar que ocupo este lugar, se muestra envuelta con un revestimiento metálico que simula la ola. Se persigue con ello aislar al paseante del ruido y las asperezas que supone el paso sobre las vías, ofreciendo un espacio apto para el disfrute de vistas y amable para la estancia.
La iluminación forma parte del diseño, marca la generatriz de la pasarela por debajo y resalta la silueta de la ola arriba.
Con estos requerimientos y a falta de cálculos exhaustivos, sabemos que nos enfrentamos a una estructura ambiciosa compuesta por vigas pretensadas de algo más de 40 metros, sección en T y canto no inferior a 0,90 metros, bajo un tablero de placas alveolares de hormigón armado de 0,20 de espesor, pero de costes asumibles.
Presupuesto:
Presupuesto de ejecución material: 1.399.751,15 €